Conocí a Miguel hace más de diecisiete años. Yo aún era un chaval y él empezaba en aquella época en el mundo de la nutrición, con apenas veinticinco… vamos, otro chaval. Fue mi padre quien decidió juntar nuestros destinos y confiar en él para que fuese nuestro nutrólogo. Pero empecemos por el principio.

Me llamo Óscar y soy ganadero vocacional. Siempre he sabido que tomaría el relevo de mi padre en la explotación y me ocuparía de las vacas y por suerte mis hermanos decidieron lo mismo y me acompañan en esta aventura. Me dedico a una profesión poco conocida fuera de la Cornisa Cantábrica, la de ganadero, un trabajo duro que conlleva mucho sacrificio detrás, pero también muchas satisfacciones y de vez en cuando algún que otro día libre. Fue uno de esos días en los que el destino volvió a aparecer en mi vida. Mientras divagábamos sobre como poder mejorar nuestra pequeña empresa uno de mis amigos me espetó: “podrías hacer unos quesos con membrillo o mermelada, algo distinto a lo que hay en el mercado”. ¿Quesos? pensé. ¿Cómo voy a hacer quesos? Yo no sé hacerlos. Pero eso además de quedarse en mi subconsciente me hizo empezar a pensar que era cierto, que algo teníamos que hacer para conseguir mejorar nuestra rentabilidad.

Fue así como vino a mi cabeza la idea de cambiar; me imaginaba viendo a mis vacas pastando. Había leído que en otros países las vacas vivían así. Y empezamos por ahí. Nos planteamos un gran cambio y de las altas producciones y la estabulación continua pasamos al mejor aprovechamiento de nuestras tierras: ¿hay algo que pueda tener más valor?

Llámese o no fruto de la casualidad un día apareció por la granja mi amigo y nutrólogo Miguel para cerrar esta cadena del destino. Quería transformar la leche de mis vacas en unos quesos diferentes, no con mermelada y membrillo dentro, sino en variedades poco frecuentes en la cultura de Galicia y así hoy, dos años más tarde María, Miguel y Lía han creado junto con nosotros una nueva familia, fruto de un sueño, una ilusión y del bienestar humano de los que participamos en este proyecto.

Espero que en cada trozo de queso podáis sentir algo similar al orgullo que siento yo viendo que lo que un día fue una quimera hoy es una realidad y nuestras vacas ya pastan libres por Labrada.